Las mujeres que enfrentan situaciones de discriminación laboral, como las descritas en el artículo podrían tener varias opciones para abordar estas injusticias:
-Decir que no y negociar: Rechazar las tareas sexistas puede ser efectivo, especialmente si se comunica cómo estas afectan el desempeño profesional y los objetivos de la empresa. Por ejemplo, plantear que asumir dichas tareas puede perjudicar proyectos clave es una estrategia para demostrar el impacto negativo de estas prácticas.
-Buscar apoyo institucional: Acudir a recursos humanos para exponer este tipo de situaciones, pero existen riesgos tal y como aparecen en el artículo, tales como como represalias. Esto refuerza la necesidad de que las empresas establezcan sistemas sólidos y confiables para gestionar estas denuncias, como lo menciona el documento en relación con la creación de políticas inclusivas y mecanismos de protección.
-Empoderamiento personal y colectivo: Es importante resistir estas prácticas y, cuando es posible, buscar alternativas laborales. Es importante a su vez promover el liderazgo femenino y garantizar la igualdad en la toma de decisiones dentro de las organizaciones.
-Educación y sensibilización: En mi opinión, una de las acciones más importantes y esenciales para acabar con la VG y cualquier tipo de violencia hacia colectivos vulnerables, ya que a través de la educación, tanto formal como no formal, favorece el cambio de mentalidad, lo que implica también cambiar roles que se perpetúan en la sociedad, y en este caso en el ámbito laboral.
-Establecer redes y alianzas: Coordinar entre diferentes actores y el fortalecimiento de redes estratégicas es fundamental para impulsar políticas que promuevan la igualdad de género y ofrezcan respaldo a las mujeres afectadas.
Las mujeres pueden enfrentarse a estas situaciones mediante estrategias individuales, como aprender a decir que no, y colectivas, como exigir cambios estructurales en las organizaciones. Ambas opciones son necesarias para transformar los espacios laborales en entornos más justos y equitativos. Además, el enfoque centrado en las supervivientes subraya la importancia de priorizar la seguridad, la confidencialidad y el respeto hacia las mujeres afectadas, fomentando su recuperación y empoderamiento para tomar decisiones sobre su situación. La combinación de estos esfuerzos puede ayudar a transformar los espacios laborales en lugares más equitativos y libres de discriminación.