La “violencia de género” se refiere a cualquier tipo de violencia basada en el género de la persona, generalmente dirigida hacia las mujeres, que tiene como objetivo o efecto causarles daño, sufrimiento o control sobre su vida, libertad o bienestar. Esta violencia puede ser física, psicológica, sexual, económica o simbólica, y suele ocurrir en un contexto de desigualdad de poder entre los géneros. Es una forma de violencia estructural que refleja y perpetúa las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres.
Una de las dificultades más importantes para entender este concepto radica en las percepciones sociales y culturales sobre el género y la violencia. Muchas personas tienden a minimizar o incluso negar la existencia de la violencia de género al no reconocerla fuera de los casos más extremos (como los feminicidios), lo que puede llevar a la creencia errónea de que la violencia de género no se presenta en situaciones cotidianas o en relaciones aparentemente “normales”. Además, el hecho de que esta violencia se base en un patrón histórico y estructural de desigualdad puede ser difícil de reconocer, especialmente en contextos donde las normas patriarcales siguen siendo predominantes.
Este concepto implica, entonces, no solo reconocer que la violencia existe, sino también entender sus raíces profundas en la desigualdad estructural, cultural y social que persiste en muchas sociedades.
