La principal causa es que el feminismo todavía no ha permeado en los valores, costumbres y dinámicas sociales. Como mencionaba alguna de las compañeras, es necesario un cambio social que tiene la educación como herramienta fundamental. Esta conciencia social que impera el sistema actual, provoca que los propios organismos judiciales y políticos no sean conscientes de la violencia de género (ni explícita, ni mucho menos implícita), lo que deriva en la dificultad para cumplir los tratados internacionales.